Cuando un programa de evaluación del
desempeño esta bien planeado, coordinado y desarrollado, proporciona
beneficios a corto, mediano y largo plazos. En General, los principales
beneficiarios son el individuo, el gerente, la organización y la comunidad.
Beneficios para el jefe:
Evaluar mejor el desempeño y el
comportamiento de los colaboradores, con base en las variables y los
factores de evaluación y, sobre todo, contando con un sistema de medición
capaz de neutralizar la subjetividad.
Proponer medidas y disposiciones orientadas a
mejorar el estándar de desempeño de sus subordinados.
Comunicarse con sus subordinados para que
comprendan la mecánica de evaluación del desempeño como un sistema objetivo, y
que mediante ese sistema pueda conocer cual es su desempeño.
Beneficios para el subordinado.
Conocer las reglas de juego, es decir,
los aspectos de comportamiento y de desempeño que más valora la empresa en sus
colaboradores.
Conocer cuales son las expectativas de su
jefe acerca de su desempeño, y sus fortalezas y debilidades, según la
evaluación del jefe.
Saber que disposiciones o medidas
toma el jefe para mejorar su desempeño (programas de entrenamiento,
capacitación, etc.), y las que el propio subordinado deberá tomar por su cuenta
(auto corrección, mayor esmero, mayor atención al trabajo, cursos por su
propia cuenta, etc.)
Autoevaluar y autocriticar su
desarrollo y auto control.
Beneficios para la organización.
Puede evaluar su potencial humano a
corto, mediano y largo plazos y definir la distribución de cada empleado.
Puede identificar los empleados
que necesitan actualización o perfeccionamiento en
determinadas áreas de actividad, y seleccionar a los empleados que tienen
condiciones para ascenderlos o transferirlos.
Puede dar mayor dinámica a su
política de recursos humanos, ofreciendo oportunidades a los
empleados (no solo de ascensos, sino de progreso y de desarrollo personal),
estimulando la productividad y mejorando las relaciones humanas en el trabajo.
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